Como comenté en un artículo anterior, más tarde o más temprano me tenía que poner a trabajar con esta fantástica cámara soviética.
De todos mis alumnos es conocida mi afición a trabajar con cámaras que pongan a prueba la pericia del fotógrafo, tanto en el momento de hacer las fotografías como en el momento de revelarlas, con el objeto de manetener la curiosidad del fotógrafo, últimamente mermada por la utilización de cámaras digitales. La verdad es que cada vez me aburren más, porque su funcionamiento es a veces mimético según la marca.

De hecho, mi primera cámara cuando empezé a tener la intención de ponerme con la fotografía medio en serio, con 15-16 años (creo que es el momento clave en el cual te empiezas a dar cuenta que la luz significa algo más para tí que para el resto de los mortales), fue una Lomo Lubitel 166-B, que en esa época estaba muy bien de precio (5.000 pesetas - unos 80€ para la época). Las características de ésta cámara, con todas las funciones absolutamente manuales y sin pilas, ya que lleva mecanismos de relojería, hicieron que aprendiera fotografía a pasos acelerados. Es de formato negativo de 6x6 centímetros, lo que hacía que la calidad por una parte y la óptica artesanal por otra, diesen a las imágenes un aspecto visual muy potente y personal. Tampoco disponía de fotómetro, cosa que me obligaba a asignar la exposición simplemente valorando el sujeto a fotografiar. Si a esto sumamos el hecho de utilizar carretes de formato 120, lo que limitaba las exposiciones a 12, daba un aspecto selectivo y único a cada toma.
Comento esto porque la Lomo Sputnik no es más que una cámara de formato medio de dos objetivos (de hecho el tercero es el visor para el usuario), de manera que se crean dos imágenes casi idénticas, que después del revelado y positivado, y gracias a un visor, nos permitirán disfrutar de unas fantásticas imágenes en tres dimensiones, y además de unos 150-200 megapíxeles de calidad al cambio digital, y eso para cada ojo!
Es curioso que el tema del 3d es absolutamente cíclico, si nos ponemos a pensar. El anterior artículo, dedicado a una cámara Verascope de 1890 nos hace ver que el 3d no es para nada un tema nuevo.
El único aspecto que me preocupaba es que la óptica, al ser similar a la fabricación de la Lubitel, podía tener personalidades diferentes en cada uno de los dos objetivos. por suerte no ha sido así, y las imágenes que me ha dado resaltan por su belleza y detalle.
En pocos días publicaré los resultados con imágenes conseguidas por esta fabulosa cámara.
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