El otro día se me ocurrió desempolvar unas fotografías de mis tímidos inicios en el mundo digital, hechos con una Canon EOS 350d con el objetivo de serie, al que llamo "Cola-Cao", muy amistosamente, debido a la pésima calidad que da el susodicho (creo que tendrían que haberle aplicado la pena capital al ingeniero que diseñó semejante monstruo). El caso es que se me ocurrió echarles un vistazo a esas antiguas fotos digitales, y para mi sorpresa, las aprecié todas desenfocadas, cosa que no me pasa con mis primeros negativos de los 80.
Algo está pasando a nivel cultural, que nos hace ver las capturas digitales antiguas desenfocadas. Será que ahora, con tanto megapíxel, no podemos apreciar calidad en los 6 , 7 u 8 megapíxeles que daban las primeras digitales con cara y ojos?
Sigo con mis reivindicaciones del medio analógico en un mundo cada vez más digitalizado. Esta vez mostrando imágenes que utilizan todas las excelencias del medio. La intención es clara: está muy bien experimentar y hacer cosas raras con el medio argéntico (como dice mi buen amigo Ignacio Benedetti), pero cuando se trabaja de manera correcta, no hay digital que se le iguale.
Lo que muestro en este post no son más que imágenes en blanco y negro, realizadas con una preciosa cámara de medio formato, una Yashica Mat de los 50. No llegaría a los niveles de la Rollei, considerada la reina del formato, pero los resultados de su calidad saltan a la vista.
Empiezo con una muestra de tres imágenes del Poble Espanyol de Barcelona, en las cuales podemos apreciar la latitud, que se correspondería con el concepto de rango dinámico en digital. Es increíble que en una sola fotografía sin utilizar nada de HDR ni técnicas que precisan varias exposiciones, podamos conseguir tantos tonos entre el blanco y el negro.
Estas otras están hechas en Francia, cerca de Carcassonne, y con una luz preciosa. Aquí volvemos a apreciar tanto la latitud (fijáos cómo el campanario ofrece detalle tanto en la parte de sombra como la que recibe un baño de luz) como el detalle de la imagen.
La calidad de una imagen depende de varios factores. El primero y más importante: el objetivo con el que está tomada la imagen, después vendrían la película utilizada, la exposición que se ha hecho, y finalmente el proceso de revelado que se ha seguido. Vemos pues que estos factores determinarán muy claramente la calidad final.
Concretamente, la película utilizada ha sido la Kodak 400TMAX, que aunque más sensible, en este tipo de negativos de 6x6 cm dan una calidad fabulosa, a años luz de lo que el digital nos puede llegar a dar.

Las lecturas de luz han sido realizadas con fotómetro de mano LUNASIX, dado que la cámara no lo posee. El revelado ha sido hecho con el magnífico Kodak XTOL en dilución 1:1 (1+1), y evidentemente ha sido realizado de manera manual y con muchísimo cariño.
Y el escaneado, por supuesto, se ha hecho con la mejor calidad posible. Todos y cada uno de estos factores tienen importancia, y cualquier paso dado en falso con el proceso lo puede llevar todo al traste a nivel de calidad. Por ello es muy importante cuidar los detalles en el flujo de trabajo que establecemos.
Vemos con este pequeño artículo como, después de ver tanta lomografía y revelados alternativos, si volvemos al proceso original bien expuesto, bien revelado y bien escaneado, podemos observar resultados muy por encima de la calidad que nos da el digital.